Abstract
Prisioneros de la tierra (1939), dirigida por Mario Soffici, no solo es un clásico del cine argentino (como si fuera poco) sino que también es la primera transposición de textos de Horacio Quiroga a la pantalla. Estrenada en Buenos Aires apenas dos años después de la muerte del salteño; con el argumento de Ulyses Petit de Murat y la colaboración de Darío Quiroga –hijo del escritor–, la película se basa en los personajes y hechos de al menos tres cuentos: “Una bofetada”, “Un peón”, y “Los destiladores de naranja”.
Estos apuntes pretenden entablar un diálogo entre algunas de las consideraciones de Quiroga acerca del cine mudo (cabe recordar que ejerció la crítica cinematográfica aunque con intermitencias, desde 1918 hasta 1931) y la película de Soffici, inspirada en su narrativa. A fines de la década del treinta Prisioneros de la tierra, filmada en la selva misionera, pisa fuerte y da vida –y sonido– a algunos de los “desterrados”. Si Quiroga hubiese podido ver desde la butaca su propio “drama cinematográfico”, acaso muchos de los postulados que defendió durante casi diez años, claramente contrarios al cine sonoro, podrían haber sido reformulados.
Currículum
Estudiante avanzado de la Licenciatura en Letras en FHCE. Como poeta obtuvo con “algarrobo” –en 2008– el primer premio de poesía en el concurso organizado por la Municipalidad de San José y la Fundación Pablo Neruda. A fines de 2009 publica su primer libro de poesía: “Imagina el desierto”, editado en Chile. Ha publicado textos y artículos en diarios y revistas locales y del interior del país. Cuando puede, también se anota en coloquios y encuentros para que lo dejen hablar de Horacio Quiroga y el cine.
No hay comentarios:
Publicar un comentario